En recuerdo de Jorge:

 

Hablar de un hombre como Jorge Carpizo, no es difícil. Lo difícil es resumir sus muy distintas facetas. Difícil es aceptar su ausencia física y sencillo es evocarlo en momentos importantes de nuestras vidas.

Después de pensarlo mucho, decidimos  abordar su faceta humana, que la profesional ya ha sido extensamente abordada y tratada por quienes fueron sus colegas y amigos e, incluso, por quienes no lo fueron y reconocen   su gran legado como hombre que se cultivó en el mundo de las leyes, que las enseñó con maestría y que las defendió con hombría, en el más amplio sentido de la palabra.

 

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Jorge, se interesaba por quienes tenía enfrente, ponía atención e interés hasta en los relatos más sencillos, a pesar de sus importantes ocupaciones, su gran experiencia y cultura. Cuando nos encontrábamos después de meses sin vernos, parecía que la conversación que habíamos sostenido había sido ayer y siempre preguntaba por la situación  de nuestros problemas.

 

Jorge era un gran conversador, con una memoria sorprendente.  Su pláticas eran joviales y, a veces, con ciertos toques irónicos, pues sabía reírse de la vida y de sí mismo sin ningún menosprecio. De ideas liberales, que siempre defendió con sólidos argumentos y valor, pero siempre tolerante y respetuoso con las posturas contrarias; recordaba sus experiencias de viaje con una precisión sorprendente y nos contagiaba su entusiasmo por saber y conocer. Oírlo narrar sus viajes a la India, país  que lo cautivó, era un deleite.

 

Qué importante es preservar la memoria. Y lo es más cuando el hacerlo implica preservar valores que sirvan de guía y esperanza. Por ello celebramos la idea de esta página en memoria del Dr. Jorge Carpizo Mac Gregor.

 

No, no tenemos  imágenes o videos que aportar. Tenemos una única fotografía con Jorge que no tiene la calidad suficiente para ameritar ser incluida. Tenemos, eso sí, muchos recuerdos.

Son recuerdos que inician en nuestra  época  estudiantil, era Jorge un joven y brillantísimo abogado que cautivaba la atención. A esa imagen se suman muchas otras: como Rector, Ombudsman, Procurador General, Secretario de Gobernación y como paciente.

 

Pero los más intensos de nuestros recuerdos son de Jorge como amigo y comensal. Tomar un aperitivo amenizado con los sucesos nacionales más recientes; cenar con las anécdotas de lugares visitados y restaurantes disfrutados, y cerrar con una larga sobremesa con la esencia axiológica del comportamiento humano, social y político era una experiencia de enriquecimiento espiritual y personal.

Al despedirse Jorge en esas noches, siempre se quedaba uno con la sensación de plenitud, con una sonrisa de satisfacción y con la encomienda de ser mejor.

 

Se dice que con la muerte de Jorge  murió el gran defensor del laicismo y de la moralidad política que debe tener el estado de derecho. No sabemos si esto sea del todo cierto, pero sin duda su pérdida, irreparable, sí deja un gran vacío que todos debemos  esforzarnos en llenar.

Jorge Carpizo nos dejó eso: la obligación de creer en lo que debe  ser y no en lo que aparenta ser;  respetar el camino sin justificar desviaciones por llegar a una meta;  defender la verdad por impopular que ésta parezca;  permanecer erguidos y orgullosos de nuestra verdad y  amar a México .

Por eso es que Jorge Carpizo siempre merece ser recordado y qué bueno que espacios como éste se dediquen a su memoria.

 

Porque por México y por la verdad, siempre hablará su espíritu.

 

 

 

Mercedes Hernández y Enrique Graue