Gerardo Eto Cruz

Remembranza de Jorge Carpizo Mac Gregor

 

 

I. Preliminar

 

Hacer una remembranza de Jorge Carpizo me remonta de inmediato a México  en especial a la UNAM; y sobre todo, al Instituto de Investigaciones Jurídicas a la que le dedicó un cuarto de siglo de su existencia (1965-1989)1 . Hoy todos lo recuerdan como uno de los máximos exponentes del constitucionalismo de Iberoamérica, un maestro propulsor de ideas cosmopolitas, si bien transitó por las procelosas aguas de la res pública como Procurador General y Secretario de Gobernación. Sin embargo, son sus obras de Derecho Constitucional y de sus ideas o su pensamiento político lo que habrá de quedar a la posteridad en la panoplia de reflexión del pensamiento constitucional indoiberoamericano.

 

Al Perú lo tuvimos en diversas oportunidades, la penúltima que recuerdo fue a través del X Congreso Iberoamericano de Derecho Constitucional, el que retomaré luego; y posteriormente, estuvo la última vez en Perú, a través de una visita turística meticulosamente preparada; en especial, deseaba conocer las ciudades del norte del Perú que no las conocía. Justamente por provenir yo del norte, hizo coordinaciones  con Domingo García Belaunde y conmigo para conocer Trujillo –los restos arqueológicos de Chan Chan, ciudadela de barro más grande del mundo, y las Huacas del Sol y la Luna, así como Chiclayo, en especial el Señor de Sipán–, ambas ciudades ya habían sido previamente estudiadas con pulcritud anticipada de un verdadero investigador; estuvo por ambas ciudades entre los días 11 al 16 de noviembre del 2010 y a fe mía que más venía para confirmar lo que ya había estudiado, si bien era un viajero que degustaba la  delicia misma de conocer por conocer, pues tenía un espíritu de viajero impenitente este escriba del Derecho Constitucional y Político.

 

 

 

II. Los últimos Congresos Iberoamericanos de Derecho Constitucional de Jorge Carpizo

 

2.1. En Sevilla: la autodeterminación, no intervención y justicia internacional

 

Un momento especial que recuerdo de Jorge Carpizo, fue su Lección Magistral leída con motivo de la ceremonia de inauguración del VIII Congreso Iberoamericano de Derecho Constitucional, evento que se realizó en Sevilla, en el marco del 25º Aniversario de la Constitución española de 1978. Allí pronunció un discurso titulado: “Autodeterminación, no intervención y justicia internacional” 2.

 

Su tesis consistía en que las intervenciones con fines humanitarios, a la postre, constituían violaciones masivas y sistemáticas de derechos humanos; razón por la cual debería operar una metodología diametralmente diferente a nuestros días. Allí propuso un sistema que lo explicita así:

 

“Ante violaciones masivas y sistemáticas de derechos humanos, se debe aceptar la existencia de la asistencia humanitaria, la cual debe operar en forma diametralmente diferente a la de nuestros días. Habría que diseñar al respecto un sistema judicializado, sobre el cual expongo algunas ideas:

 

  1. El sistema tendría que ser discutido y aprobado por los Estados para que existiera consenso sobre su existencia, y se le contemplara como un instrumento de justicia y paz, no como un arma política de las potencias, tal y como acontece en nuestros días.
  2. El sistema sería un instrumento de justicia y paz, no de poder; luego, indispensable sería reglamentario para evitar discrecionalidad alguna.
  3. El órgano que sería responsable de la autorización de la asistencia humanitaria no debe ser de carácter político; en consecuencia, órgano como el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas no podría ocuparse del tema.
  4. En esta cuestión, como en otras varias, habría que crear garantías judiciales para asegurar los Derechos Humanos y la paz.
  5. Debería ser un tribunal el que posea la facultad de determinar y autorizar la asistencia humanitaria, y como tal debería gozar de todas las garantías de un órgano jurisdiccional, especialmente su independencia. La expedición de resoluciones razonadas y fundamentadas sería garantía de su predictibilidad.
  6. Dicho tribunal podría ser la actual Corte Internacional de Justicia (si se transformara), cualquier otro, o uno que se creara ad hoc. El aspecto importante sería que se constituyera con jurisdicción obligatoria, no arbitral; o sea, sus resoluciones obligarían a los Estados involucrados en forma vinculatoria. Ese tribunal, en principio, sería diverso del Tribunal Penal Internacional, porque este tutela penalmente bienes jurídicos semejantes pero desde la perspectiva de la responsabilidad penal individual, aunque este tribunal, en el futuro, pudiera ser reformado para abarcar ambas competencias.
  7. Debería ser un tribunal permanente, regido por una reglamentación precisa, cuya competencia fuera la protección de los derechos humanos de carácter colectivo como son, entre otros, la violación masiva y sistemática de aquellos, genocidio, invasiones, guerras, desestructuración institucional de las sociedades, la preservación del medio ambiente.
  8. La idea de un tribunal internacional con características semejantes a las enunciadas la apoyan diversos tratadistas. Sin embargo, también existe el temor, que ya había apuntado Guizot, del peligro que implica politizar la justicia. Desde luego que hay dicho peligro, pero la existencia del tribunal es la idea menos mala y menos peligrosa que conozco hasta hoy. Lo inadmisible es el uso político que se ha venido haciendo de la asistencia humanitaria.
  9. El tribunal internacional reforzaría la idea de la igualdad de los Estados; incluso las potencias tendrían los mismos derechos y las mismas responsabilidades que cualquier otro Estado.
  10. Su Estatuto regularía los procedimientos, el quórum de votación. Es decir, las normas que rigen el funcionamiento de cualquier tribunal. Resalto que los procedimientos tendrían que ser ágiles y muy rápidos. Un aspecto vertebral se encontraría en los requisitos que deberían satisfacer los jueces y el sistema de nombramiento de estos para asegurar su capacidad, responsabilidad, independencia e imparcialidad”3 .

 

2.2. En Lima: el X Congreso Iberoamericano de Derecho Constitucional, las democracias actuales en América Latina

 

Igualmente, en el X Congreso Iberoamericano de Derecho Constitucional, que se realizara en Lima, entre los días 16 al 19 de septiembre de 2009, allí habría de estar en Lima por penúltima vez el maestro Carpizo. Nuevamente dejó estampadas nuevas ideas en su Discurso que pronunciara, en la apertura de este Congreso. En la Mesa de Honor, estuvieron el Presidente del Tribunal Constitucional de entonces, Juan  Vergara Gotelli, Francisco Eguiguren Praeli, Presidente de la Asociación Peruana de Derecho Constitucional y Coordinador Ejecutivo del X Congreso Iberoamericano de Derecho Constitucional, Domingo García Belaunde, Secretario Ejecutivo del Instituto Iberoamericano de Derecho Constitucional y Presidente Honorario de la Asociación Peruana de Derecho Constitucional; Héctor Fix-Zamudio, Presidente Honorario y Vitalicio del Instituto Iberoamericano de Derecho Constitucional; Héctor Fix-Fierro, director del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM.

 

Allí nuevamente dejó estampada su preocupación por las democracias actuales en América Latina. Cedo las reflexiones en este recuerdo de lo que expuso el egregio constitucionalista Jorge Carpizo:

 

“Permítaseme, en forma por demás panorámica, expresarles cómo contemplo a las democracias actuales en América Latina. Considero que se pueden clasificar en tres grupos flexibles; es decir, alguna característica de un grupo se puede encontrar en otro:

 

El primero, países donde funcionan adecuadamente las instituciones, en los cuales existen pesos y contrapesos entre los poderes y hay respeto por los derechos humanos, así como preocupación y algunos resultados positivos en la lucha contra la pobreza y la desigualdad social.

 

El segundo, países donde sí funcionan las instituciones pero con dificultades y a veces graves; países en los cuales el respeto a los derechos humanos no es pleno aunque no existe una política de Estado para su violación. Hay conciencia de los graves problemas sociales; el Estado realiza esfuerzos para aliviarlos, pero todo resulta insuficiente.

 

El tercero, países donde ciertamente las autoridades son electas en las urnas, pero en los cuales: a) existe un fortalecimiento del Poder Ejecutivo y consecuentemente un debilitamiento de los otros dos; b) la oposición política es perseguida, incluso distinguidos miembros de nuestro Instituto Iberoamericano sufren esta situación; c) el desprecio al respeto a los derechos humanos; d) el desgaste de los partidos políticos; e) el ataque constante a las libertades, especialmente a los medios de comunicación críticos; f) los liderazgos mesiánicos, que para gobernar recurren a sus bases sociales en detrimento de las instituciones; g) el control del poder, específicamente el del Ejecutivo, es tenue o casi inexistente, y éste se distingue por un claro ejercicio abusivo de aquél.

 

Estas “democracias” tratan de justificarse por su presunta lucha contra la corrupción, la pobreza y la desigualdad social. No obstante, cuando menos en la mayoría de ellos, si no es que en todos, la corrupción, la pobreza y la desigualdad social no han disminuido. Además, nada, absolutamente nada, justifica que se coarten libertades.

 

En consecuencia, en el panorama de varios países latinoamericanos se presentan, sin importar si los gobiernos se califican de derecha, centro o izquierda, cuestiones preocupantes para nuestras democracias. Enuncio únicamente seis:

 

  1. El hiperpresidencialismo como resultado de la excesiva personalización del poder y la fragilidad de los otros poderes. La sombra del autoritarismo nos amenaza de nueva cuenta, con la consecuente pérdida de libertades.
  2. Si los años de crecimiento económico pujante no aminoraron, como regla general, las tensiones sociales, esta nueva etapa de crecimiento económico débil, de desempleo y aumento de la pobreza puede, en algunas naciones, originar inestabilidad política y estallidos sociales. No cabe duda alguna de que los avances democráticos en muchos de los países de la región, durante las últimas tres décadas, son formidables pero no definitivos, en virtud de que el desarrollo económico y los derechos sociales no avanzaron a igual ritmo.
  3. El Estado se ha debilitado con la política denominada “Consenso de Washington” y los espacios que perdió fueron suplidos por poderes de hecho o grandes corporaciones trasnacionales que únicamente actúan en beneficio de sus intereses.
  4. La despolitización militar no es completa; muchos ejércitos consideran que su misión fundamental es preservar valores y bienes que revisten carácter permanente y esencial.
    Cierto, todo parece indicar que la mayoría de los ejércitos aceptan su subordinación al poder civil, pero, al mismo tiempo, acontece un incremento de su intervención en ámbitos que no les son propios como la seguridad pública y los servicios públicos. Mi país es, por desgracia, un buen ejemplo de ello.
  5. La nueva corriente reeleccionista del presidente de la República que comenzó en 1993 con Fujimori y que desde entonces otros siete países han seguido con diversos procedimientos y matices, desde la reelección indefinida en Venezuela hasta la posibilidad de dos reelecciones sucesivas, como se discute actualmente en Colombia.
    Así se ha quebrado uno de los principios constitucionales más importantes de América Latina: la no-reelección presidencial para el periodo inmediato.
  6. Los factores antes enunciados, alguno o algunos de ellos, pueden incluso deteriorar o terminar con la democracia electoral real.

Desde luego, hoy en día, todos los gobiernos y corrientes políticas en América Latina se denominan “demócratas” sin importar la ideología que sustenten. La democracia como máscara, careta o disfraz. Es importante no dejarse engañar, menos los que nos dedicamos al estudio de los sistemas constitucionales y políticos, en virtud de que podemos colaborar a confundir, desorientar o sorprender a nuestras sociedades. Hay que rasgar la cortina ideológica para obtener un examen objetivo de nuestras realidades políticas, de nuestras Constituciones y de cómo se cumplen y respetan.

 

En tal virtud, insisto en las cinco claves que he propuesto para el examen de nuestras democracias, a saber: Una de carácter formal, que consiste en la celebración de elecciones libres, objetivas, equitativas y periódicas. Tres de carácter material:

 

  1. El respeto y protección de los derechos humanos, primordialmente los de carácter civil y político;
  2. el papel que juega la oposición, y
  3. la desconcentración del poder y el equilibrio entre los órganos de éste, y

 

Una última de carácter social, que se refiere a la calidad de vida de los habitantes, tomando en cuenta satisfactores tales como alimentación, educación, protección a la salud, trabajo, vivienda y esparcimiento.

 

Soy consciente de que esta clave social bien puede quedar incluida en las de carácter material, específicamente en el rubro de los derechos humanos. Sin embargo, la he apartado para darle valor propio y para así resaltar su importancia especial en nuestra región, donde la pobreza y la desigualdad social son enormes, y constituyen el reto más importante de nuestros días.

 

El análisis objetivo de nuestras realidades constitucionales debe perseguir dos finalidades: la primera, de carácter científico: conocer con veracidad el estado de las cosas y, la segunda, que es la más importante, percatándose de las debilidades del sistema, exponerlas con ánimo constructivo para colaborar a superarlas con los instrumentos que nos son propios, los académicos.

 

En las ideas expuestas en esta intervención no existe pesimismo alguno, no puede ni debe haberlo, como no lo hubo en 1974 cuando se fundó nuestro Instituto Iberoamericano y la realidad constitucional era crítica; en la región únicamente existían cuatro países con democracia electoral. Hoy, el reto consiste en luchar para que no se den retrocesos en los importantes avances de las últimas tres décadas, que en varios aspectos pueden denominarse dorados, a pesar de que la pintura de oro viene deteriorándose y, en ocasiones, cayéndose.

 

Creemos en la fuerza de las ideas y de los ideales y con ellos debemos contribuir a fortalecer y a superar los problemas de nuestras democracias. Debemos proseguir con nuestros estudios, propuestas y declaraciones como lo hemos hecho en nuestros anteriores Congresos y eventos académicos, y como lo haremos en el presente. Debemos continuar unidos en la lucha por vigorizar la democracia, la defensa y protección de los derechos humanos y en lograr que toda persona en Iberoamérica lleve una existencia digna de ser vivida, con suficientes satisfactores materiales y culturales”4 .

 

III. Recuerdos de la conmemoración del bicentenario de la Constitución de Cádiz (las ideas constitucionales de América Latina) en Jorge Carpizo

 

Quiero  aquí establecer otro recuerdo más cercano y vivencial. Entre los días 7 al 9 de febrero de 2012, México realizó una serie de actividades en el marco de la conmemoración del Bicentenario de la Constitución de Cádiz.

 

El coordinador general de este magno evento había sido Jorge Carpizo. La inauguración fue el día 7 de febrero. Allí tuve la oportunidad de estar en estos tres intensos días participando entre las conferencias magistrales y las mesas temáticas de debates.

 

Ya no abordaré las disquisiciones académicas en torno a Cádiz, que fue un evento que incluso México precedió a las festividades en España. El desarrollo de este certamen fue en el Museo de las Constituciones, ubicado en el Centro Histórico. Carpizo cerró este magnífico encuentro; en estos tres días, participamos entre almuerzos y cenas y allí estaba Jorge Carpizo haciendo las atenciones a los distinguidos académicos venidos de toda Latinoamérica, tanto como de España.

 

Lo que curiosamente siempre me quedé impresionado fue que en varias oportunidades hablaba ya de su muerte por esos días. Personalmente, me dijo que tenía todo previsto ante una contingencia de esta naturaleza. Lo que me inquietó y quiero dejar constancia fue su preocupación por un eventual atentado a su vida. Creo que contaba con dos personas de seguridad muy antiguos, pero había pedido refuerzos, mas nunca los tuvo.

 

En una nochecita de estas cenas a la que estoy haciendo alusión del Bicentenario de Cádiz, desarrolló algunas ideas que las iba a impulsar en el 2013: organizar una encuentro mundial de científicos, filósofos, médicos y académicos interdisciplinarios con miras a ver la posibilidad de legalizar las drogas, empezando en un primer momento con la marihuana. Su tesis era que el crimen organizado se le debía combatir despenalizando este tráfico de estupefacientes, que es paradojalmente la fuente de la pulsión para que el crimen organizado trafique con estos estupefacientes y que les genera dividendos inmensos, en tanto sigan las políticas criminales del Estado calificando como delito el narcotráfico. Acariciaba esa idea de despenalizar la droga, y su meta era convertir a México en el epicentro de una reflexión seria, a fin de que luego sea decidido en términos de Estado.

 

Al mes siguiente, nuevamente estuve en México, pero esta vez para participar en el matrimonio de un común amigo de Santiago de Compostela, el profesor José Julio Fernández Rodríguez, quien se casaba con una dama de la ciudad de México. La fecha de la boda era el día 31 de marzo de 2012 y así quedó planificado un viaje con Irene, mi esposa, para acompañar a mi buen amigo José Julio, y en la que incluso iba a estar en dicha boda el profesor Jorge Carpizo. Sin embargo, estando hospedado en el Gran Hotel de México, una noche antes de la boda, los noticieros mexicanos informaban el 30 de marzo el fallecimiento del profesor Jorge Carpizo. Al día siguiente, fui a una boda y terminé por esas cosas de la vida, acompañando en el duelo de este entrañable maestro mexicano cuya luz en la actualidad se acrecienta cada día más. Aún recuerdo la multitud de gente congregada en las exequias del Instituto de Investigaciones Jurídicas.

 

Tuvimos el honor de publicarle acaso el único librito que dejara estampado el profesor Carpizo para el Perú: Sistema presidencial mexicano. Dos siglos de evolución , y que fuera publicado en coordinación con el Centro de Estudios Constitucionales que dirigía en ese entonces, cuando fui magistrado del Tribunal Constitucional.

 

Quiero dejar estas breves remembranzas, de un magnífico amigo, un extraordinario humanista, un esteta en apreciar las cosas, un viajero impenitente, y un gran escriba que reflexionó conforme se presentaban las contingencias de este mundo cada vez más convulsionado de los tiempos que nos ha tocado vivir. Su obra y su personalidad han quedado guardado con mucho cariño y admiración en todos los corazones de los académicos que tuvimos el honor de conocerlo, en diversas facetas de su personalidad.

 

Lima, 24 de marzo de 2015

 

 

1Vid.: CARPIZO, Jorge: “Mis veinticinco años en la vida del Instituto”, en Cincuenta aniversario del Instituto de Investigaciones Jurídicas, 1940-1990, UNAM, México D.F., 1990, pp. 285-310.

 

2 Vid.: CARPIZO, Jorge: “Autodeterminación, no intervención y justicia constitucional”, en PÉREZ ROYO, Javier, Joaquín Pablo URÍAS MARTÍNEZ y Manuel CARRASCO DURÁN (editores): Derecho Constitucional para el siglo XXI. Actas del VIII Congreso Iberoamericano de Derecho Constitucional, Tomo I, Thomson Aranzadi, Navarra, 2006, pp. 33-45.

 

3  Vid.: CARPIZO, Jorge: “Autodeterminación, no intervención y justicia constitucional”, op. cit., pp. 43-45.

 

4 Vid.: “Discurso del doctor Jorge Carpizo”, en Crónica del X Congreso Iberoamericano de Derecho Constitucional (Lima, 16-19 de septiembre de 2009), Centro de Estudios Constitucionales del Tribunal Constitucional del Perú, Lima, 2010, pp. 35-38.

 

5 CARPIZO, Jorge: Sistema presidencial mexicano. Dos siglos de evolución, Centro de Estudios Constitucionales del Tribunal Constitucional del Perú / Adrus, Lima, 2011.

 

 

 

 

Universidad Nacional Autónoma de México

Oficina del Abogado General

Torre de Rectoría, 9° piso.

Ciudad Universitaria.

Coyoacán. 04510.

Ciudad de México, Distrito Federal.

Hecho en México, Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), todos los derechos reservados 2009 - 2023. Esta página puede ser reproducida con fines no lucrativos, siempre y cuando no se mutile, se cite la fuente completa y su dirección electrónica. De otra forma, requiere permiso previo por escrito de la institución

Mapa de sitio

Créditos